La incidencia de este tipo de centrales sobre el medio
ambiente se produce de dos maneras básicas:
Emisión
de residuos a la atmósfera: Este tipo de residuos provienen de la combustión de
los combustibles fósiles que utilizan las centrales térmicas convencionales
para funcionar y producir electricidad. Esta combustión genera partículas que
van a parar a la atmósfera, pudiendo perjudicar el entorno del planeta. Por
eso, las centrales térmicas convencionales disponen de chimeneas de gran altura
que dispersan estas partículas y reducen, localmente, su influencia negativa en
el aire. Además, las centrales termoeléctricas disponen de filtros de
partículas que retienen una gran parte de estas, evitando que salgan al
exterior.
La emisión de residuos a la
atmósfera y los propios procesos de combustión que se producen en las centrales
térmicas tienen una incidencia importante sobre el medio ambiente. Para tratar
de paliar, en la medida de lo posible, los daños que estas plantas provocan en
el entorno natural, se incorporan a las instalaciones diversos elementos y
sistemas.
El problema de la
contaminación es máximo en el caso de las centrales termoeléctricas convencionales
que utilizan como combustible carbón. Además, la combustión del carbón tiene
como consecuencia la emisión de partículas y ácidos de azufre que contaminan en
gran medida la atmósfera. En las de fueloil los niveles de emisión de estos
contaminantes son menores, aunque ha de tenerse en cuenta la emisión de óxidos
de azufre y hollines ácidos, prácticamente nulos en las plantas de gas.
En todo caso, en mayor o
menor medida todas ellas emiten a la atmósfera dióxido de carbono, CO2. Según
el combustible, y suponiendo un rendimiento del 40% sobre la energía primaria
consumida, una central térmica emite aproximadamente:
Combustible
|
Emisión de CO2
kg/kW
|
Gas natural
|
0,44
|
Fuelóleo
|
0,71
|
Biomasa (leña, madera
|
0,82
|
Carbón
|
1,45
|
Las centrales de gas natural
pueden funcionar con el llamado ciclo combinado, que permite rendimientos
mayores (de hasta un poco más del 50%), lo que todavía haría las centrales que
funcionan con este combustible menos contaminantes.
Las chimeneas de estas Centrales,
que por su gran altura se ven a la distancia, emiten continuamente, día y
noche, diversos tipos de gases como producto de la combustión de un tipo de
carbón bituminoso, conocido internacionalmente como petcoke, su fuente de
abastecimiento. Estas emisiones contienen NH3, NO, óxidos de azufre, y
sulfuros, óxidos de Azufre , CO2 en enorme cantidad y otros elementos químicos
más, todos muy contaminantes. Todos ellos terminan por depositarse, cerca o
lejos de las fuentes de emisión, sobre suelos, rocas, mares, salares o pampas,
se disuelven (sulfuros) para actuar como ácidos (H2SO3, o H2SO4), o son
conducidos, hasta cientos de kilómetros de distancia, a centros poblados,
ciudades o quebradas donde se practica la agricultura desde antaño. Varias de
estas substancias, al mezclarse con el H2O contenido en la alta humedad
atmosférica costera (camanchaca), se convierten en ácidos cono es el caso del
ácido sulfuroso, sulfúrico o ácido nitroso. Una vez en el suelo, son absorbidas
por los seres vivos, plantas o animales (insectos, reptiles, etc.). Las
reacciones químicas que se producen al incorporarse en el organismo vegetal o
animal, y sus efectos sobre el metabolismo de los seres vivos, no han sido
jamás estudiados en nuestro país.
El problema de la
contaminación es máximo en el caso de las centrales termoeléctricas
convencionales que utilizan como combustible el carbón bituminoso o petcoke.
Además, la combustión del carbón tiene como consecuencia la emisión de
partículas y ácidos de azufre (SO4, SO3) En las de fueloil los niveles de
emisión de estos contaminantes son menores, aunque ha de tenerse en cuenta la
emisión de óxidos de azufre y hollines ácidos, prácticamente nulos en las
plantas de gas.
Las emisiones de CO2,
propias de la combustión, van a incrementar el CO2 ya existente en la
atmósfera. Aquí se encuentra el principal causante del "efecto
invernadero" en el planeta por la destrucción creciente de la capa de
ozono, protectora de nuestra atmósfera terrestre. Es decir, a mayor cantidad de
Centrales Termoeléctricas, mayor incremento de CO2 en la atmósfera, y mayor
contribución nuestra, como país, al calentamiento global en el Planeta.
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